lunes, 26 de enero de 2009

REVISTA CAMBIO

Colombia, Jueves 13 de noviembre de 2008
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Los ateos salen del clóset

"El operativo tuvo la luz del Espíritu Santo y la protección de nuestro Señor Jesucristo y de la Virgen en todas sus expresiones", dijo el presidente Álvaro Uribe tras la liberación de Íngrid Betancourt y otros 13 secuestrados que llevaban varios años en poder de las Farc. La religiosidad del mandatario se manifestó durante algún tiempo en la propia página web de la Presidencia con una frase que en algún momento recuperó el columnista Daniel Samper Pizano y que no se sabe cuándo y por qué desapareció: "Cuando el pueblo colombiano despierte, cuando el pueblo colombiano anochezca, tiene que pensar en Dios, en la Virgen María y en su Ejército".

El Presidente invoca a Dios con frecuencia, el rosario está institucionalizado los miércoles en la Casa de Nariño y los colombianos han visto al primer mandatario orando ante el cuerpo embalsamado del padre Marianito, hincado de rodillas al lado del cardenal Pedro Rubiano y del presidente de la Corte Suprema, e incluso, hace apenas tres semanas, invitando a la Junta Directiva del Banco de la República a pensar en el Espíritu Santo al decidir sobre las tasas de interés. Con justa razón, Lola Salcedo escribió en su columna de El Espectador que "ni en tiempos de doña Soledad Román de Núñez se boleaba tanta camándula ni se atribuía a la acción divina tanto".

No cabe duda de que millones de colombianos ven con buenos ojos las constantes expresiones religiosas del Jefe del Estado, pero algunos no están de acuerdo y han abierto un debate sobre si el Presidente, símbolo de la unidad nacional, está propiciando la aparición de un Estado confesional en contravía del Estado laico consagrado en la Constitución del 91.

En la polémica han terciado constitucionalistas, columnistas y científicos, y el debate ha servido para que algunos ateos hayan salido del clóset en defensa de sus no creencias religiosas.

En el programa del 18 de julio de Radiosucesos de la Mañana, de RCN, en medio de una discusión sobre si el Presidente atentaba contra la libertad de cultos y el derecho a la igualdad cuando rezaba el rosario frente a las cámaras del Canal Institucional, Juan Gossaín le preguntó al ex decano de Derecho de la Universidad del Rosario Juan Manuel Charry si era un religioso practicante. "No, Juan, yo soy ateo", contestó el abogado constitucionalista. Gossaín, entonces, le replicó medio en broma: "Ateo es aquel que sabe que hay que dar las gracias pero no sabe a quién, ¿no es cierto?". Pero con el tono firme de quien quiere dejar sentado un precedente, Charry le respondió: "Ateos somos los que no creemos en la existencia de Dios, Juan".

Al banquillo

En Colombia hay más ateos de lo que pudiera pensarse. O agnósticos, que son los que ante la imposibilidad de demostrar la existencia o la inexistencia de Dios, solo aceptan el conocimiento científico, verificable. "No me parece ni razonable ni justo que a una persona dotada de facultades intelectuales se le diga que tiene que sostener una doctrina porque sí", sostiene Andrés Mejía Vergnaud, investigador, columnista y promotor de una sociedad colombiana de ateos. Por su parte, la periodista María Jimena Duzán se siente identificada en su ateísmo con el filósofo español Fernando Savater, quien afirma que es un "suicidio intelectual" caer en la credulidad y en la fe, y que en cuestiones políticas o legales "Dios debe guardar silencio institucional".

Una encuesta realizada por Datatiempo en 2001 mostraba que de las 308 personas interrogadas en cuatro ciudades (Bogotá, Barranquilla, Cali y Medellín), el 0,4 por ciento no creía en Dios. En contraste -aunque no son comparables en sentido estricto-, una de Opinómetro-Datexco hecha para CAMBIO con 700 encuestados reveló que ese porcentaje ha subido a 3,3, cifra aún distante del 27 por ciento de Estados Unidos, el 59 por ciento de Alemania o el 73 por ciento de Francia, según una encuesta publicada por el diario Financial Times en 2006.

Pero si en Colombia el fenómeno se ha hecho manifiesto a raíz de las exhibiciones de religiosidad del Presidente, en el resto del mundo surgió con fuerza después de los atentados del 11-S y el ambiente de guerra santa que generó, de los escándalos de pederastia en los que se vio mezclada la Iglesia de Roma, y de la discusión académica sobre las teorías creacionista y evolucionista en cuanto al origen de la vida.

Hernán Toro, del grupo paisa Escépticos Colombia, escribió en su blog de eltiempo.com: "Los ateos están empezando a salir del clóset para mostrar sus puntos de vista, debido a que la irracionalidad y el fanatismo religioso inundan el mundo y amenazan con un choque de civilizaciones, mientras corrientes retrógradas erosionan la ciencia y la democracia".
Contra el fanatismo

Las creencias religiosas son del fuero interno de las personas, pero, a raíz de los hechos mencionados, prestigiosos autores como los británicos Richard Dawkins y Christopher Hitchens, el filósofo francés Michel Onfray y los estadounidenses Daniel Dennett y Sam Harris, han llevado el debate al escenario de lo público, convencidos de que religión y política son una mezcla explosiva. "Sospecho que el número de personas preparadas para admitir que son ateas está creciendo -le dijo a CAMBIO Richard Dawkins, profesor de la Universidad de Oxford-. Este crecimiento se debe a la cantidad de libros recientes sobre el tema, pero sobre todo a que la gente, tanto en los Estados Unidos de Bush como en el mundo islámico, está harta de la influencia de la religión".

Margaret Downey, presidenta de la Alianza Internacional de Ateos, fundada en 1995, se convirtió en activista contra la discriminación de los ateos desde cuando a su hijo le negaron el ingreso a los boy scouts por no ser creyente. Sostiene que autores como Dawkins, Hitchens, Dennett y Harris les han abierto camino a quienes no creen ni en el rejo de las campanas, y dice que el presidente de Estados Unidos también puso su granito de arena. "La payasada de Bush en nombre de Dios repelió al público e incluso a gente religiosa, que objeta la mezcla de gobierno y religión", dijo a CAMBIO.

El 11-S reabrió el debate sobre cuáles son las ventajas morales que, según los teístas, dan las religiones a sus fieles. "Los 19 asesinos suicidas de Nueva York, Washington y Pensilvania eran, sin lugar a dudas, los creyentes más sinceros que viajaban en esos aviones", anota Hitchens en su libro Dios no es bueno (Debate, 2008), y luego expresa su decepción por la reacción de los líderes religiosos estadounidenses que instigaron a la guerra contra los "enemigos de Dios" y hasta explicaron los atentados como un castigo por tolerar la homosexualidad y el aborto. "En lugar de una discusión racional sobre cuál era el mejor modo de contener y derrotar el fanatismo religioso, uno presenciaba el mutuo refuerzo de dos variedades de aquella misma histeria: el ataque yihadista volvía a conjurar al fantasma manchado de sangre de los cruzados".
Ética y moral

Tito Livio Caldas, abogado, politólogo y fundador de Editorial Legis, señala dos causas que explican la explosión de ateos en los últimos años: "Los horrores del fundamentalismo y, sobre todo, el extraordinario desarrollo científico del mundo actual".

Caldas cuenta que se volvió ateo muy joven y que todo empezó en 5° de bachillerato en el colegio de San Simón de Ibagué, cuando con 25 compañeros organizó el Centro de Disquisiciones Filosóficas para estudiar temas de filosofía, historia y ciencia. "Nunca encontraba a Dios en las explicaciones de ningún tema científico", dice. Poco a poco fue llegando a la conclusión de que ante el avance de la ciencia, los vacíos del conocimiento donde se oculta la superstición iban desapareciendo. "La estrategia de rellenar con la palabra 'Dios' lo que no se comprende va perdiendo fuerza", remata. Para el fundador de Legis no solo la religión es incompatible con la razón, sino que es posible una vida ética sin necesidad de creer en un ser superior.

El ingeniero paisa Antonio Vélez, autor del libro Del Big Bang al Homo sapiens (Villegas, 2008) explica que su ateísmo comenzó cuando era adolescente. Le parecía absurda la idea de que Dios viniera a la Tierra 200.000 años después del Homo sapiens, y que dejara por fuera civilizaciones milenarias de América, Asia, Australia y África. "Además, la teoría de la evolución darwiniana me hizo más clara la innecesaria existencia de un Dios creador de las especies vivas, una por una".

Más recientemente, el estudio del cerebro y su cableado de neuronas, su química y sus impulsos eléctricos registrables y mensurables, ha contribuido en buena medida a quitarles aún más espacio a las explicaciones metafísicas y trascendentes de fenómenos físicos. "Los vacíos se reducen según avanza la ciencia, y finalmente Dios se ve amenazado con nada qué hacer y ningún lugar dónde ocultarse", anota Dawkins en su libro El espejismo de Dios (Espasa, 2007).

Efecto Darwin

El ex magistrado Carlos Gaviria, presidente del Polo Democrático y agnóstico declarado, considera que la creencia no tiene solidez y que, por tanto, "la gente que ha construido su ética en la creencia, cuando deja la creencia se queda sin moral".

Agnóstico también se declaraba el hombre que desde la ciencia sembró las semillas que hoy germinan de nuevo: el biólogo británico Charles Darwin, quien plasmó en El origen de las especies (1858) su teoría de la evolución natural, que siglo y medio después sigue vigente como una explicación más razonable que la que da la Biblia en el Génesis, y que constituye uno de los pilares más sólidos del ateísmo y el agnosticismo.

Curiosamente la obra de Darwin nunca figuró en el Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum o Índice de libros prohibidos, creado en 1559 por la Sagrada Congregación de la Inquisición de la Iglesia Católica -hoy Congregación para la Doctrina de la Fe- para censurar publicaciones catalogadas como perniciosas para la fe y la religión.

Según el arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, "no existe a priori incompatibilidad entre las tesis de Darwin y la Biblia". Lo dijo hace pocos días en la presentación del congreso internacional 'Evolución biológica: hechos y teorías', que se celebrará en Roma en marzo del año entrante con motivo de los 150 años de la aparición de El origen de las especies.

El prelado reconoció que teólogos y científicos se mueven en terrenos diferentes, pero señaló que "hace falta un acto de humildad de los teólogos, que deben escuchar y aprender, y que algunos científicos que consideran la fe y la teología como una herencia de un paleolítico intelectual, superen la arrogancia".

La crítica del ateísmo cuenta con destacados abanderados, como el científico Francis Collins, cristiano evangélico, ex director del Proyecto Genoma Humano y premio Príncipe de Asturias (2001). En su libro ¿Cómo habla Dios? (Planeta, 2007) argumenta que si Dios está fuera de la naturaleza, la ciencia no puede probar ni refutar su existencia, y señala que "el ateísmo mismo debe considerarse como una forma de fe ciega, ya que adopta un sistema de creencias que no se puede defender con base en la pura razón".

Por su parte, el colombiano Julián Gutiérrez, magíster en Teología de la Escuela de Teología Talbot de la Universidad de Biola, California, sostiene que la dificultad del ateísmo es la misma del teísmo. "Probar en un laboratorio la existencia o no existencia de Dios es imposible. Por tanto, el ateísmo, lo mismo que el cristianismo, descansa en una presuposición filosófica".

De todas maneras, la discusión civilizada de ideas produce un efecto saludable en una sociedad que, como la colombiana, vive niveles muy altos de intolerancia. Aun así, aunque los ateos están saliendo del clóset, según la encuesta de CAMBIO el 71 por ciento de los interrogados no está listo para votar por un candidato a la Presidencia que no fuera creyente.
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¿POR QUÉ SOY ATEO?

Héctor Abad Faciolince, escritor

"En mi adolescencia leí una colección de ensayos de Bertrand Russell. Se llamaba Por qué no soy cristiano y su lectura significó comprobar que una persona de gran inteligencia, un gran filósofo y un gran matemático a la vez, confirmaba con argumentos fuertes y convincentes la falacia de la religión. Creo que dejar de creer en Dios, en el más allá, en cualquier tipo de supervivencia después de la muerte, pero sin abandonar una fuerte ética humanista, fue algo que más que cambiar mi vida la liberó del miedo a los espíritus, a los dioses, a los santos, a los castigos, a los premios... Dios es una hipótesis que no me hace falta, una creación humana para descargar la angustia ante la muerte y para postergar la inexistente justicia terrenal en una muy improbable justicia ultraterrena".

María Jimena Duzán, periodista

"La religión siempre me ha generado más preguntas que certidumbres. La primera sorpresa que tuve fue en el colegio, cuando le pregunté a mi profesora de religión dónde quedaba el paraíso y ella me dijo que no podía ubicarse porque en realidad nunca había existido. Me identifico con Fernando Savater cuando dice que busca 'una veracidad sin engaños y una fraternidad humana sin remiendos trascendentes' en lugar de caer en la credulidad y en la fe".

Florence Thomas, Grupo Mujer y Sociedad

"Soy atea pero respeto las religiones siempre y cuando se despojen de fanatismos. Ser atea no me impide admirar los frescos de muchas iglesias y saber que no podemos vivir sin elementos sagrados y espirituales para soportar lo insoportable. Sin embargo, para mí, defender a las mujeres y volverlas sujetas de derechos es difícilmente compatible con los preceptos de un dios masculino y demasiado severo con ellas. Vivo sin Dios y sin religión pero tengo miles de diosas: las mujeres de este país".

Jorge Alí Triana, director de teatro

"Cuando presenté el examen de admisión en un colegio de curas, me pusieron esta tarea: 'Dé cinco pruebas de la existencia de Dios'. Contesté 'No puedo porque no creo que exista', y lógicamente no fui admitido. Desde ese día soy ateo, hereje, agnóstico y ferviente creyente en la materia y en la vida".

Carlos Palau, director de cine

"La osadía de vender al hombre como hecho a imagen y semejanza de Dios es la mayor estafa de la Iglesia a la siempre incipiente y gregaria inteligencia humana, capaz de los mayores crímenes contra sí misma y contra su entorno".

Antonio Vélez, ingeniero y matemático

"Antes de declararme ateo abandoné la religión católica en la que fui troquelado a mansalva y sin defensas intelectuales para contrarrestar la enseñanza temprana. Luego, la hipótesis de un Dios creador fue desapareciendo de mi panorama intelectual. Los avances de la ciencia van derrumbado las viejas religiones por innecesarias para explicar el mundo, por absurdas, pueriles, anacrónicas, injustas y crueles".

Juan Manuel Charry, constitucionalista

"Soy ateo porque no he encontrado evidencia de la existencia de Dios. Desde niño inicié una búsqueda de la razón de mi existencia y exploré distintas creencias. No obtuve respuesta; por el contrario, todas invitaban a practicar una fe ciega. Hoy estoy en rebelión contra quienes predican que la vida está en otra parte y encuentro en la ciencia y en la razón los instrumentos para una vida feliz a partir de mis propias elecciones".

Tito Livio Caldas, abogado, fundador de Legis

"De joven me di cuenta de que explicar algo o todo como obra de Dios no tenía ni consistencia ni razón. Entonces comprendí que el mundo de la ciencia y la razón era mi mundo, el que quería conocer, por el que estudiaba, leía, reflexionaba y discutía. La religión y la ciencia son dos mundos contrapuestos. Uno de los más nefastos efectos de las religiones es que nos inculcan como virtud el no preguntar y estar satisfechos con la ignorancia".

Andrés Mejía Vergnaud, economista

"Crecí en un mundo donde el conocimiento científico había hecho ya enormes avances. A diferencia de la religión, la ciencia arranca de la duda y admite su propia falibilidad. La ciencia moderna ha incursionado en centenares de ámbitos antes dominados por la superstición. El dogma y la fe han sido sostenidos en ocasiones por la violencia. Ante esta comparación, me resultaba cada vez más difícil aceptar que tenía que tener fe".

LOS AGNÓSTICOS

Jorge Humberto Botero, ex ministro de Comercio

"Soy agnóstico, no creo posible conocer a Dios, no creo en el diálogo con la Divinidad ni que Dios se ocupe de nosotros. Las religiones son invención del hombre para mitigar su orfandad. Las iglesias, su dimensión operativa, no pueden reclamar que están en posesión de 'la verdad'. Estamos solos en el mundo, nuestra vida está determinada en parte por fuerzas que no controlamos, pero también por nuestras propias decisiones. Es preciso encontrar el camino con el único apoyo de nuestro intelecto y sentido ético. Los debates en torno a la fe son insolubles. Que cada quien en su fuero íntimo resuelva lo que mejor le parezca. Todo intento de forzar a otros a creer o no creer implica un abuso intolerable".

Carlos Gaviria Díaz, ex candidato a la Presidencia

"Soy agnóstico pero profundamente respetuoso de las creencias. Mi familia era católica practicante. Comencé a interesarme por el tema en mis primeros años de estudiante de Derecho, y Bertrand Russell fue un autor determinante. Mi vocación ha sido la filosofía, y dentro de esta, la ética. Y cuando uno se preocupa por estudiar la ética, tiene que saber si el fundamento debe ser religioso o si la ética debe tener bases más sólidas, bases no teológicas. La creencia no tiene solidez; la gente que ha construido su ética en la creencia, cuando deja la creencia queda sin moral".
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"No preciso de mitos ni de supersticiones para vivir y tampoco para morir": Pepe Rodríguez

El psicólogo e investigador español Pepe Rodríguez es uno de los más fuertes críticos de la religión en el mundo hispánico, como lo atestiguan sus títulos 'Mentiras fundamentales de la Iglesia católica' (1997), 'Mitos y ritos de la Navidad' (1997), 'Dios nació mujer' (1999) o 'Adicción a las sectas' (2000). El más reciente, publicado este año, se titula 'Los pésimos ejemplos de Dios según la Biblia', libro en el que pone de manifiesto que muchos versículos del libro más importante del cristianismo legitiman conductas como el incesto, la violencia contra las mujeres, el odio y la venganza. En entrevista con CAMBIO, Pepe Rodríguez explica las razones de su crítica a la religión y su ateísmo.

¿Cómo y por qué nace su crítica a la religión?

La religión es una parte fundamental de la cultura humana y es una muestra extraordinaria de la capacidad creativa y generadora del llamado pensamiento mágico o primitivo. Dado que desde hace muchos años me intereso por estudiar los ámbitos en los que se expresa la fragilidad emocional humana, investigar sobre la religión, y más concretamente sobre la que es mayoritaria en mi hemisferio, era un asunto obligado. Por otra parte, aunque, como es mi caso, respete las creencias y su opción como muleta emocional personal de quien las necesite, me parece de mera lógica que cualquier persona medianamente sensata y racional que estudie el contexto religioso debe someterlo a un proceso crítico. Yo no escribo contra la religión, sino sobre la religión.

¿Practica algún credo?

No, ni lo haré jamás. Soy una persona emocionalmente madura, sensata, realista, con conocimientos suficientes y con capacidad para asumir personalmente sus errores y su extinción definitiva. Me basta con lo humano para ser la mejor persona que pueda ser, no preciso de mitos ni de supersticiones para vivir y tampoco para morir. Los credos me interesan mucho, pero solamente como materia de estudio.

¿Cree que el ateísmo es un fenómeno creciente en el mundo?

Sí, aunque relativamente y en segmentos sociales muy limitados. La mayoría de la humanidad, por tradición cultural, por inmadurez emocional, por pereza intelectual, por ignorancia o por otras causas, seguirá siendo creyente en "algo" y se seguirá vinculando a credos de todo tipo y color, tradicionales o no. En un mundo abocado inevitablemente al conflicto, al empobrecimiento, a la superpoblación y a carencias que nuestra actual sociedad del bienestar ni se imagina, las religiones no desaparecerán, aunque sufrirán transformaciones notables y no precisamente democratizadoras, mientras que el ateísmo acabará yendo a la baja cuando se impongan las vacas flacas.

¿A qué atribuye ese crecimiento?

Ese crecimiento coyuntural, que en buena medida se reduce al ámbito cristiano y más particularmente al católico, puede deberse a muchas razones, entre las que cabe contar el hastío de muchísima gente ante los abusos y falta de sentido de la realidad social que muestran demasiados líderes religiosos y sus instituciones; la mayor libertad para difundir e intercambiar pensamientos, reflexiones y datos críticos (la mayoría de ellos ya publicados en el siglo XIX, pero ignorados por la casi totalidad de creyentes hasta hoy) a través de libros, medios de comunicación o Internet; y el bienestar económico que todavía predomina en muchas sociedades desarrolladas, pues no hay tendencias naturales ateas en las sociedades pobres salvo cuando se imponen como creencia estatal.
Artículos extractados de la Revista CAMBIO
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Los ateos salen del clóset

"El operativo tuvo la luz del Espíritu Santo y la protección de nuestro Señor Jesucristo y de la Virgen en todas sus expresiones", dijo el presidente Álvaro Uribe tras la liberación de Íngrid Betancourt y otros 13 secuestrados que llevaban varios años en poder de las Farc. La religiosidad del mandatario se manifestó durante algún tiempo en la propia página web de la Presidencia con una frase que en algún momento recuperó el columnista Daniel Samper Pizano y que no se sabe cuándo y por qué desapareció: "Cuando el pueblo colombiano despierte, cuando el pueblo colombiano anochezca, tiene que pensar en Dios, en la Virgen María y en su Ejército".

El Presidente invoca a Dios con frecuencia, el rosario está institucionalizado los miércoles en la Casa de Nariño y los colombianos han visto al primer mandatario orando ante el cuerpo embalsamado del padre Marianito, hincado de rodillas al lado del cardenal Pedro Rubiano y del presidente de la Corte Suprema, e incluso, hace apenas tres semanas, invitando a la Junta Directiva del Banco de la República a pensar en el Espíritu Santo al decidir sobre las tasas de interés. Con justa razón, Lola Salcedo escribió en su columna de El Espectador que "ni en tiempos de doña Soledad Román de Núñez se boleaba tanta camándula ni se atribuía a la acción divina tanto".
No cabe duda de que millones de colombianos ven con buenos ojos las constantes expresiones religiosas del Jefe del Estado, pero algunos no están de acuerdo y han abierto un debate sobre si el Presidente, símbolo de la unidad nacional, está propiciando la aparición de un Estado confesional en contravía del Estado laico consagrado en la Constitución del 91.

En la polémica han terciado constitucionalistas, columnistas y científicos, y el debate ha servido para que algunos ateos hayan salido del clóset en defensa de sus no creencias religiosas.

En el programa del 18 de julio de Radiosucesos de la Mañana, de RCN, en medio de una discusión sobre si el Presidente atentaba contra la libertad de cultos y el derecho a la igualdad cuando rezaba el rosario frente a las cámaras del Canal Institucional, Juan Gossaín le preguntó al ex decano de Derecho de la Universidad del Rosario Juan Manuel Charry si era un religioso practicante. "No, Juan, yo soy ateo", contestó el abogado constitucionalista. Gossaín, entonces, le replicó medio en broma: "Ateo es aquel que sabe que hay que dar las gracias pero no sabe a quién, ¿no es cierto?". Pero con el tono firme de quien quiere dejar sentado un precedente, Charry le respondió: "Ateos somos los que no creemos en la existencia de Dios, Juan".
Al banquillo

En Colombia hay más ateos de lo que pudiera pensarse. O agnósticos, que son los que ante la imposibilidad de demostrar la existencia o la inexistencia de Dios, solo aceptan el conocimiento científico, verificable. "No me parece ni razonable ni justo que a una persona dotada de facultades intelectuales se le diga que tiene que sostener una doctrina porque sí", sostiene Andrés Mejía Vergnaud, investigador, columnista y promotor de una sociedad colombiana de ateos. Por su parte, la periodista María Jimena Duzán se siente identificada en su ateísmo con el filósofo español Fernando Savater, quien afirma que es un "suicidio intelectual" caer en la credulidad y en la fe, y que en cuestiones políticas o legales "Dios debe guardar silencio institucional".

Una encuesta realizada por Datatiempo en 2001 mostraba que de las 308 personas interrogadas en cuatro ciudades (Bogotá, Barranquilla, Cali y Medellín), el 0,4 por ciento no creía en Dios. En contraste -aunque no son comparables en sentido estricto-, una de Opinómetro-Datexco hecha para CAMBIO con 700 encuestados reveló que ese porcentaje ha subido a 3,3, cifra aún distante del 27 por ciento de Estados Unidos, el 59 por ciento de Alemania o el 73 por ciento de Francia, según una encuesta publicada por el diario Financial Times en 2006.

Pero si en Colombia el fenómeno se ha hecho manifiesto a raíz de las exhibiciones de religiosidad del Presidente, en el resto del mundo surgió con fuerza después de los atentados del 11-S y el ambiente de guerra santa que generó, de los escándalos de pederastia en los que se vio mezclada la Iglesia de Roma, y de la discusión académica sobre las teorías creacionista y evolucionista en cuanto al origen de la vida.

Hernán Toro, del grupo paisa Escépticos Colombia, escribió en su blog de eltiempo.com: "Los ateos están empezando a salir del clóset para mostrar sus puntos de vista, debido a que la irracionalidad y el fanatismo religioso inundan el mundo y amenazan con un choque de civilizaciones, mientras corrientes retrógradas erosionan la ciencia y la democracia".
Contra el fanatismo

Las creencias religiosas son del fuero interno de las personas, pero, a raíz de los hechos mencionados, prestigiosos autores como los británicos Richard Dawkins y Christopher Hitchens, el filósofo francés Michel Onfray y los estadounidenses Daniel Dennett y Sam Harris, han llevado el debate al escenario de lo público, convencidos de que religión y política son una mezcla explosiva. "Sospecho que el número de personas preparadas para admitir que son ateas está creciendo -le dijo a CAMBIO Richard Dawkins, profesor de la Universidad de Oxford-. Este crecimiento se debe a la cantidad de libros recientes sobre el tema, pero sobre todo a que la gente, tanto en los Estados Unidos de Bush como en el mundo islámico, está harta de la influencia de la religión".

Margaret Downey, presidenta de la Alianza Internacional de Ateos, fundada en 1995, se convirtió en activista contra la discriminación de los ateos desde cuando a su hijo le negaron el ingreso a los boy scouts por no ser creyente. Sostiene que autores como Dawkins, Hitchens, Dennett y Harris les han abierto camino a quienes no creen ni en el rejo de las campanas, y dice que el presidente de Estados Unidos también puso su granito de arena. "La payasada de Bush en nombre de Dios repelió al público e incluso a gente religiosa, que objeta la mezcla de gobierno y religión", dijo a CAMBIO.

El 11-S reabrió el debate sobre cuáles son las ventajas morales que, según los teístas, dan las religiones a sus fieles. "Los 19 asesinos suicidas de Nueva York, Washington y Pensilvania eran, sin lugar a dudas, los creyentes más sinceros que viajaban en esos aviones", anota Hitchens en su libro Dios no es bueno (Debate, 2008), y luego expresa su decepción por la reacción de los líderes religiosos estadounidenses que instigaron a la guerra contra los "enemigos de Dios" y hasta explicaron los atentados como un castigo por tolerar la homosexualidad y el aborto. "En lugar de una discusión racional sobre cuál era el mejor modo de contener y derrotar el fanatismo religioso, uno presenciaba el mutuo refuerzo de dos variedades de aquella misma histeria: el ataque yihadista volvía a conjurar al fantasma manchado de sangre de los cruzados".
Ética y moral

Tito Livio Caldas, abogado, politólogo y fundador de Editorial Legis, señala dos causas que explican la explosión de ateos en los últimos años: "Los horrores del fundamentalismo y, sobre todo, el extraordinario desarrollo científico del mundo actual".

Caldas cuenta que se volvió ateo muy joven y que todo empezó en 5° de bachillerato en el colegio de San Simón de Ibagué, cuando con 25 compañeros organizó el Centro de Disquisiciones Filosóficas para estudiar temas de filosofía, historia y ciencia. "Nunca encontraba a Dios en las explicaciones de ningún tema científico", dice. Poco a poco fue llegando a la conclusión de que ante el avance de la ciencia, los vacíos del conocimiento donde se oculta la superstición iban desapareciendo. "La estrategia de rellenar con la palabra 'Dios' lo que no se comprende va perdiendo fuerza", remata. Para el fundador de Legis no solo la religión es incompatible con la razón, sino que es posible una vida ética sin necesidad de creer en un ser superior.

El ingeniero paisa Antonio Vélez, autor del libro Del Big Bang al Homo sapiens (Villegas, 2008) explica que su ateísmo comenzó cuando era adolescente. Le parecía absurda la idea de que Dios viniera a la Tierra 200.000 años después del Homo sapiens, y que dejara por fuera civilizaciones milenarias de América, Asia, Australia y África. "Además, la teoría de la evolución darwiniana me hizo más clara la innecesaria existencia de un Dios creador de las especies vivas, una por una".

Más recientemente, el estudio del cerebro y su cableado de neuronas, su química y sus impulsos eléctricos registrables y mensurables, ha contribuido en buena medida a quitarles aún más espacio a las explicaciones metafísicas y trascendentes de fenómenos físicos. "Los vacíos se reducen según avanza la ciencia, y finalmente Dios se ve amenazado con nada qué hacer y ningún lugar dónde ocultarse", anota Dawkins en su libro El espejismo de Dios (Espasa, 2007).
Efecto Darwin

El ex magistrado Carlos Gaviria, presidente del Polo Democrático y agnóstico declarado, considera que la creencia no tiene solidez y que, por tanto, "la gente que ha construido su ética en la creencia, cuando deja la creencia se queda sin moral".

Agnóstico también se declaraba el hombre que desde la ciencia sembró las semillas que hoy germinan de nuevo: el biólogo británico Charles Darwin, quien plasmó en El origen de las especies (1858) su teoría de la evolución natural, que siglo y medio después sigue vigente como una explicación más razonable que la que da la Biblia en el Génesis, y que constituye uno de los pilares más sólidos del ateísmo y el agnosticismo.

Curiosamente la obra de Darwin nunca figuró en el Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum o Índice de libros prohibidos, creado en 1559 por la Sagrada Congregación de la Inquisición de la Iglesia Católica -hoy Congregación para la Doctrina de la Fe- para censurar publicaciones catalogadas como perniciosas para la fe y la religión.
Según el arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, "no existe a priori incompatibilidad entre las tesis de Darwin y la Biblia". Lo dijo hace pocos días en la presentación del congreso internacional 'Evolución biológica: hechos y teorías', que se celebrará en Roma en marzo del año entrante con motivo de los 150 años de la aparición de El origen de las especies.

El prelado reconoció que teólogos y científicos se mueven en terrenos diferentes, pero señaló que "hace falta un acto de humildad de los teólogos, que deben escuchar y aprender, y que algunos científicos que consideran la fe y la teología como una herencia de un paleolítico intelectual, superen la arrogancia".

La crítica del ateísmo cuenta con destacados abanderados, como el científico Francis Collins, cristiano evangélico, ex director del Proyecto Genoma Humano y premio Príncipe de Asturias (2001). En su libro ¿Cómo habla Dios? (Planeta, 2007) argumenta que si Dios está fuera de la naturaleza, la ciencia no puede probar ni refutar su existencia, y señala que "el ateísmo mismo debe considerarse como una forma de fe ciega, ya que adopta un sistema de creencias que no se puede defender con base en la pura razón".

Por su parte, el colombiano Julián Gutiérrez, magíster en Teología de la Escuela de Teología Talbot de la Universidad de Biola, California, sostiene que la dificultad del ateísmo es la misma del teísmo. "Probar en un laboratorio la existencia o no existencia de Dios es imposible. Por tanto, el ateísmo, lo mismo que el cristianismo, descansa en una presuposición filosófica".

De todas maneras, la discusión civilizada de ideas produce un efecto saludable en una sociedad que, como la colombiana, vive niveles muy altos de intolerancia. Aun así, aunque los ateos están saliendo del clóset, según la encuesta de CAMBIO el 71 por ciento de los interrogados no está listo para votar por un candidato a la Presidencia que no fuera creyente.
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¿POR QUÉ SOY ATEO?

Héctor Abad Faciolince, escritor

"En mi adolescencia leí una colección de ensayos de Bertrand Russell. Se llamaba Por qué no soy cristiano y su lectura significó comprobar que una persona de gran inteligencia, un gran filósofo y un gran matemático a la vez, confirmaba con argumentos fuertes y convincentes la falacia de la religión. Creo que dejar de creer en Dios, en el más allá, en cualquier tipo de supervivencia después de la muerte, pero sin abandonar una fuerte ética humanista, fue algo que más que cambiar mi vida la liberó del miedo a los espíritus, a los dioses, a los santos, a los castigos, a los premios... Dios es una hipótesis que no me hace falta, una creación humana para descargar la angustia ante la muerte y para postergar la inexistente justicia terrenal en una muy improbable justicia ultraterrena".

María Jimena Duzán, periodista

"La religión siempre me ha generado más preguntas que certidumbres. La primera sorpresa que tuve fue en el colegio, cuando le pregunté a mi profesora de religión dónde quedaba el paraíso y ella me dijo que no podía ubicarse porque en realidad nunca había existido. Me identifico con Fernando Savater cuando dice que busca 'una veracidad sin engaños y una fraternidad humana sin remiendos trascendentes' en lugar de caer en la credulidad y en la fe".

Florence Thomas, Grupo Mujer y Sociedad

"Soy atea pero respeto las religiones siempre y cuando se despojen de fanatismos. Ser atea no me impide admirar los frescos de muchas iglesias y saber que no podemos vivir sin elementos sagrados y espirituales para soportar lo insoportable. Sin embargo, para mí, defender a las mujeres y volverlas sujetas de derechos es difícilmente compatible con los preceptos de un dios masculino y demasiado severo con ellas. Vivo sin Dios y sin religión pero tengo miles de diosas: las mujeres de este país".

Jorge Alí Triana, director de teatro

"Cuando presenté el examen de admisión en un colegio de curas, me pusieron esta tarea: 'Dé cinco pruebas de la existencia de Dios'. Contesté 'No puedo porque no creo que exista', y lógicamente no fui admitido. Desde ese día soy ateo, hereje, agnóstico y ferviente creyente en la materia y en la vida".

Carlos Palau, director de cine

"La osadía de vender al hombre como hecho a imagen y semejanza de Dios es la mayor estafa de la Iglesia a la siempre incipiente y gregaria inteligencia humana, capaz de los mayores crímenes contra sí misma y contra su entorno".

Antonio Vélez, ingeniero y matemático

"Antes de declararme ateo abandoné la religión católica en la que fui troquelado a mansalva y sin defensas intelectuales para contrarrestar la enseñanza temprana. Luego, la hipótesis de un Dios creador fue desapareciendo de mi panorama intelectual. Los avances de la ciencia van derrumbado las viejas religiones por innecesarias para explicar el mundo, por absurdas, pueriles, anacrónicas, injustas y crueles".

Juan Manuel Charry, constitucionalista

"Soy ateo porque no he encontrado evidencia de la existencia de Dios. Desde niño inicié una búsqueda de la razón de mi existencia y exploré distintas creencias. No obtuve respuesta; por el contrario, todas invitaban a practicar una fe ciega. Hoy estoy en rebelión contra quienes predican que la vida está en otra parte y encuentro en la ciencia y en la razón los instrumentos para una vida feliz a partir de mis propias elecciones".

Tito Livio Caldas, abogado, fundador de Legis

"De joven me di cuenta de que explicar algo o todo como obra de Dios no tenía ni consistencia ni razón. Entonces comprendí que el mundo de la ciencia y la razón era mi mundo, el que quería conocer, por el que estudiaba, leía, reflexionaba y discutía. La religión y la ciencia son dos mundos contrapuestos. Uno de los más nefastos efectos de las religiones es que nos inculcan como virtud el no preguntar y estar satisfechos con la ignorancia".

Andrés Mejía Vergnaud, economista

"Crecí en un mundo donde el conocimiento científico había hecho ya enormes avances. A diferencia de la religión, la ciencia arranca de la duda y admite su propia falibilidad. La ciencia moderna ha incursionado en centenares de ámbitos antes dominados por la superstición. El dogma y la fe han sido sostenidos en ocasiones por la violencia. Ante esta comparación, me resultaba cada vez más difícil aceptar que tenía que tener fe".
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LOS AGNÓSTICOS

Jorge Humberto Botero, ex ministro de Comercio

"Soy agnóstico, no creo posible conocer a Dios, no creo en el diálogo con la Divinidad ni que Dios se ocupe de nosotros. Las religiones son invención del hombre para mitigar su orfandad. Las iglesias, su dimensión operativa, no pueden reclamar que están en posesión de 'la verdad'. Estamos solos en el mundo, nuestra vida está determinada en parte por fuerzas que no controlamos, pero también por nuestras propias decisiones. Es preciso encontrar el camino con el único apoyo de nuestro intelecto y sentido ético. Los debates en torno a la fe son insolubles. Que cada quien en su fuero íntimo resuelva lo que mejor le parezca. Todo intento de forzar a otros a creer o no creer implica un abuso intolerable".

Carlos Gaviria Díaz, ex candidato a la Presidencia

"Soy agnóstico pero profundamente respetuoso de las creencias. Mi familia era católica practicante. Comencé a interesarme por el tema en mis primeros años de estudiante de Derecho, y Bertrand Russell fue un autor determinante. Mi vocación ha sido la filosofía, y dentro de esta, la ética. Y cuando uno se preocupa por estudiar la ética, tiene que saber si el fundamento debe ser religioso o si la ética debe tener bases más sólidas, bases no teológicas. La creencia no tiene solidez; la gente que ha construido su ética en la creencia, cuando deja la creencia queda sin moral".

"No preciso de mitos ni de supersticiones para vivir y tampoco para morir": Pepe Rodríguez
El psicólogo e investigador español Pepe Rodríguez es uno de los más fuertes críticos de la religión en el mundo hispánico, como lo atestiguan sus títulos 'Mentiras fundamentales de la Iglesia católica' (1997), 'Mitos y ritos de la Navidad' (1997), 'Dios nació mujer' (1999) o 'Adicción a las sectas' (2000). El más reciente, publicado este año, se titula 'Los pésimos ejemplos de Dios según la Biblia', libro en el que pone de manifiesto que muchos versículos del libro más importante del cristianismo legitiman conductas como el incesto, la violencia contra las mujeres, el odio y la venganza. En entrevista con CAMBIO, Pepe Rodríguez explica las razones de su crítica a la religión y su ateísmo.

¿Cómo y por qué nace su crítica a la religión?

La religión es una parte fundamental de la cultura humana y es una muestra extraordinaria de la capacidad creativa y generadora del llamado pensamiento mágico o primitivo. Dado que desde hace muchos años me intereso por estudiar los ámbitos en los que se expresa la fragilidad emocional humana, investigar sobre la religión, y más concretamente sobre la que es mayoritaria en mi hemisferio, era un asunto obligado. Por otra parte, aunque, como es mi caso, respete las creencias y su opción como muleta emocional personal de quien las necesite, me parece de mera lógica que cualquier persona medianamente sensata y racional que estudie el contexto religioso debe someterlo a un proceso crítico. Yo no escribo contra la religión, sino sobre la religión.

¿Practica algún credo?

No, ni lo haré jamás. Soy una persona emocionalmente madura, sensata, realista, con conocimientos suficientes y con capacidad para asumir personalmente sus errores y su extinción definitiva. Me basta con lo humano para ser la mejor persona que pueda ser, no preciso de mitos ni de supersticiones para vivir y tampoco para morir. Los credos me interesan mucho, pero solamente como materia de estudio.

¿Cree que el ateísmo es un fenómeno creciente en el mundo?

Sí, aunque relativamente y en segmentos sociales muy limitados. La mayoría de la humanidad, por tradición cultural, por inmadurez emocional, por pereza intelectual, por ignorancia o por otras causas, seguirá siendo creyente en "algo" y se seguirá vinculando a credos de todo tipo y color, tradicionales o no. En un mundo abocado inevitablemente al conflicto, al empobrecimiento, a la superpoblación y a carencias que nuestra actual sociedad del bienestar ni se imagina, las religiones no desaparecerán, aunque sufrirán transformaciones notables y no precisamente democratizadoras, mientras que el ateísmo acabará yendo a la baja cuando se impongan las vacas flacas.

¿A qué atribuye ese crecimiento?

Ese crecimiento coyuntural, que en buena medida se reduce al ámbito cristiano y más particularmente al católico, puede deberse a muchas razones, entre las que cabe contar el hastío de muchísima gente ante los abusos y falta de sentido de la realidad social que muestran demasiados líderes religiosos y sus instituciones; la mayor libertad para difundir e intercambiar pensamientos, reflexiones y datos críticos (la mayoría de ellos ya publicados en el siglo XIX, pero ignorados por la casi totalidad de creyentes hasta hoy) a través de libros, medios de comunicación o Internet; y el bienestar económico que todavía predomina en muchas sociedades desarrolladas, pues no hay tendencias naturales ateas en las sociedades pobres salvo cuando se imponen como creencia estatal.

Por: Dr. Gordon Stein

La palabra "ateo" evoca una multitud de imágenes en las mentes de los estadounidenses, desde lo valiente hasta lo horrible. De hecho, este término es uno de los más malinterpretados de la lengua inglesa. La etimología de la palabra revela exactamente lo que significa para los ateos mismos, y son los ateos quienes deben saber mejor lo que esta palabra significa.

La palabra "ateo" se deriva del griego "teísmo", que es creencia en un dios o en varios, y "a", que significa "sin". Así, los ateos son personas que carecen de una creencia en un dios o en varios.
Contrariamente a la creencia común y a algunos diccionarios antiguos, la gran mayoría de los ateos NO niega absolutamente la extremadamente pequeña posibilidad de Dios. Para negar a Dios categóricamente, un ateo tendría que saber todas las posibles definiciones de Dios, examinarlas todas, y encontrarlas a todas lógicamente auto contradictorias o falsas, y entonces rechazarlas todas. Hacer todo esto requeriría que el ateo fuera omnisciente. Además, los ateos se rehúsan a dar el "salto de fe" desde la evidencia hasta una conclusión que la evidencia no amerita. Los ateos dejan ese error lógico para los teístas. Como los ateos no pueden negar a dios lógicamente, no lo hacen. Cualquiera que diga que los ateos hacen una declaración global tan simplista sencillamente no está familiarizado con la literatura del ateísmo.
Círculos Cuadrados.
¿De dónde vino esta confusión? Primero, hasta hace poco las únicas personas que hablaban en público sobre el ateísmo eran clérigos. Mas allá de este poco afortunado hecho, existe la idea de que uno puede negar la existencia de un dios específicamente definido si la definición de tal dios lleva a una auto contradicción lógica. Por supuesto, lo único que significa tal auto contradicción es que un dios determinado no puede existir, tal como no puede existir un círculo cuadrado, porque las cosas lógicamente auto contradictorias por definición no pueden existir.

Bien, entonces los ateos son personas que carecen de una creencia en uno o varios dioses. ¿Qué significa esto? Bueno, significa que los ateos han adoptado tal postura porque se dan cuenta de que la carga de la prueba acerca de si algo es lógicamente cierto siempre descansa sobre los hombros de la persona que lo afirma como cierto. De modo que el teísta que afirma que Dios existe está obligado a demostrar esa postura. Esto se hace ofreciendo "pruebas" físicas o lógicas y tratando de llegar a una conclusión lógicamente convincente. Cuando el ateo le pide al teísta que presente su evidencia, la evidencia es insuficiente para concluir que existe un dios, sin importar cómo se defina "dios". Casi todos los filósofos admiten esta realidad.

El teísta, sin embargo, tiene una "salida". El teísta dice que aun cuando no haya pruebas lógicas (racionales) a favor de la existencia de un dios, no obstante uno debería aún aceptar la idea de un dios en base a la fe. La fe es básicamente creer algo sin evidencia adecuada ¡porque uno quiere creerla! Los ateos se rehúsan a dar este "salto de fe" o creer cualquier cosa por fe, pues entienden que hacerlo sería simplemente mentirse a uno mismo. Los ateos y la mayoría de las demás personas consideran que la mentira es inmoral. Adicionalmente, la religión es la única área que se basa en el concepto de fe. Es cierto que a menudo usamos descuidadamente la palabra "fe" cuando lo que en realidad queremos decir es "confianza basada en la experiencia". Por ejemplo, cuando llegamos a un semáforo con luz roja de alto, nos detenemos y esperamos a que se ponga en verde. No tenemos fe en que se pondrá en verde, sino que tenemos confianza en que ocurrirá, basada en nuestras experiencias pasadas con la luz roja del semáforo. Sabemos que 999 de cada 1000 veces, la luz roja se pasará al verde. Si nunca hemos visto antes una luz roja, no sabríamos qué hacer la primera vez que nos la encontráramos. Si nos detuviéramos y esperáramos que se pusiera en verde sin antes haber visto jamás un semáforo en rojo, entonces estaríamos actuando en base a la fe.

La fe también sufre de muchos problemas adicionales. El conocimiento se adquiere mediante la razón y nunca mediante la fe. El conocimiento requiere de hechos, verificación independiente de los hechos, y una amplia aceptación final de los mismos. La fe no proporciona un método para obtener hechos o verificarlos. En cambio, la fe es puro deseo fantasioso; deseamos que algo sea de tal manera, aunque no podamos probar su veracidad racionalmente, así que lo creemos de todos modos.

El ateo, por supuesto, permanece abierto a cualquier prueba adicional o evidencia que el teísta pueda ofrecer. Si alguno de sus argumentos resulta convincente, el ateo lo aceptará. Mientras tanto, el ateo vive su vida sin dios, o como si no hubiera dioses. Aunque el ateo no dice dogmáticamente que no es posible ningún dios, el ateo piensa que es sumamente improbable que exista alguno. Después de todo, los creyentes han estado ofreciendo supuestas "pruebas" a favor de la existencia de Dios durante más de mil años, y todas esas pruebas han fracasado ante el análisis lógico. Es bastante improbable (aunque ciertamente, remotamente posible) que alguien presente nuevas pruebas válidas en el futuro.

Una vez que el ateo ha barrido toda la "basura teológica", ¿qué queda? ¿Hay alguna razón para existir? ¡Por supuesto! Los ateos sabemos que la humanidad debe enfrentar muchos problemas difíciles. Sin un dios, los seres humanos somos la única fuente de las soluciones. Esta Tierra es nuestro hogar y es el único que tenemos. Las generaciones pasadas han dedicado sus vidas a mejorar las condiciones de vida aquí en la tierra. Los seres humanos actuales continuamos en esta empresa a favor de nosotros mismos y de las generaciones futuras. Por lo tanto, los ateos sentimos que el "propósito" de la vida es hacer feliz a la gente y dejar el mundo en mejores condiciones que cuando aparecimos en él. Algunas personas llaman "humanismo" a este modo de vida. Los ateos lo hacen alimentando a los hambrientos, vistiendo a los desnudos, mejorando la salud, etc. Cada persona puede ayudar hasta el límite de sus capacidades. Nos hacemos felices haciendo felices a otras personas.

Pues muy bien, digas tal vez; pero ¿cómo puedes saber que esto sirve como motivación para todos? ¿No hay personas que necesitan sentir que hay vida después de la muerte, o que hay un dios cuidándolos? Los ateos replican que si tú necesitas de la religión, y si esas creencias te hacen feliz, entonces puedes ser creyente. Los ateos están a favor de la total libertad religiosa. De todos los grupos, nosotros hemos estado entre los más perseguidos por nuestras posturas, así que nosotros, más que todos los demás grupos, comprendemos la importancia de la libertad de religión (¡y la de no religión!) para todos. Por supuesto, la auténtica libertad religiosa implica el derecho a no creer así como el de creer. Los ateos, claro, piensan que es mucho mejor creer sólo lo que es cierto., pero la gente tiene el derecho de creer en lo que sea, cierto o falso.

Bueno, no queremos más que nos dejen en paz y vernos libres de persecuciones y acoso. Queremos ser capaces de decir en público que somos ateos, sin temor a represalias económicas o sociales. Queremos ser libres de distribuir nuestra literatura del mismo modo que las religiones distribuyen la suya. Queremos la misma clase de respeto que da el gobierno a las religiones. Queremos el mismo acceso a los medios masivos de comunicación que tienen las religiones. No queremos ni más ni menos que aquello a lo que tiene derecho cualquier grupo, en una sociedad que se enorgullece de su libertad religiosa y su pluralismo.

Si estás de acuerdo en que lo que decimos tiene sentido, te damos la bienvenida a unirte a Atheists United (Ateos Unidos) en busca de compañerismo, educación y la interminable lucha a favor de la separación entre iglesias y estado.

· Una antología del ateísmo y del racionalismo, por Gordon Stein, Prometheus Books, Buffalo, NY, 1980.
· Ateísmo: el Caso contra Dios, por George H. Smith, Prometheus Books, Buffalo, NY, 1979.
· La Enciclopedia de la Increencia, editada por Gordon Stein, Prometheus Books, Buffalo, NY, 1985.
· El Manual de Lucifer, por Lee Carter, Academic Associates, Los Angeles, CA, 1977.
Nota:
Atheists United es una organización educacional que promueve el ateismo en Los Angeles, California. Sus reuniones se realizan el tercer sábado de cada mes de 11:00 am a 1:00 pm. Su dirección es: 4773 W. Hollywood Blvd. Los Angeles, CA 90027 Tel. (323) 666-4258. Derechos Reservados 1985, Atheists United.
¿Se necesita de un Dios para ser moral?
El mito de la moralidad absoluta1
Por: Héctor Ignacio Avalos
Resumen: El artículo examina la idea que existe una moralidad absoluta que deriva de un ser sobrenatural. Una comparación de diferentes religiones, indica que la creencia en un dios no garantiza reglas absolutas. Aun dentro de una sola religión, como el cristianismo, se puede demostrar que no existen reglas absolutas. Además se puede demostrar que todas las leyes morales son determinadas finalmente por los seres humanos aun cuando tales seres humanos crean en un dios.
Summary: This paper examines the idea that there exists an absolute morality that derives from a supernatural being. A comparison of different religions shows that a belief in a god does not guarantee the existence of absolute laws. Even within a single religion, such as Christianity, one can show that there are no absolute laws. Moreover, one can show that all moral laws are ultimately determined by human beings even when they profess to believe in a god.
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El gran escritor ruso Fedor Dostoievski (1821-1881), es famoso por afirmar que sin Dios todo está permitido. Ciertamente la idea que la moralidad no puede existir sin Dios, o la idea que Dios es la base indispensable de la moralidad es parte de las defensas más comunes del cristianismo. Por ejemplo, el teólogo cristiano Myer Pearlman, dice:

"Si no hay Dios, no hay tampoco ley divina y por ende toda la ley es ley del hombre".2 A la vez, los teólogos cristianos arguyen que nuestro sentido del bien y el mal es prueba que existe una sola ley absoluta que se origina en Dios.

El mismo teólogo, Myer Pearlman, dice:

"¿Qué conclusiones se pueden derivar de esta conciencia o sentido universal del bien y el mal? Que existe un Legislador que ha señalado un nivel de conducta para el hombre y ha hecho la naturaleza del hombre capaz de entender ese nivel".3

¿Pero se puede demostrar que tales ideas son verdaderas? ¿O son solamente una ilusión humana? ¿Son ideas que se sostienen solamente porque se repiten sin examen crítico, o son ideas tan evidentes que no necesitan examen crítico?

Para verificar si la creencia en un Dios garantiza reglas absolutas, debemos empezar con la definición cristiana de la moralidad absoluta. En su obra Del libre albedrío (1.6), el influyente filósofo cristiano Agustín (354-430 d. C) define una ley absoluta divina de la siguiente manera:
"Esa ley, que es la Razón Divina misma, no se puede entender fuera de que es invariable y eterna.
Los cristianos que creen en tales reglas invariables a veces se valen de pasajes bíblicos como Hebreos 13.8 ("Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos"), que implica que Dios no cambia su pensamiento moral.

En fin, para tales cristianos, la moralidad absoluta se refiere a un sistema de reglas de conducta que se pueden denominar buenas o malas, independiente de las circunstancias o el tiempo.4
Si la creencia en un dios garantiza la moralidad absoluta, entonces debe de haber por lo menos una regla invariable en todas las religiones. Pero la verdad es que las religiones del mundo frecuentemente tienen diferentes conceptos de lo que es bueno y lo qué es malo, aun cuando afirman que tales conceptos fueron revelados por el dios de esa religión.

Por ejemplo, para el musulmán está perfectamente permitido hoy mismo el tener más de una esposa, pero el cristiano conservador cree que uno se va ir al infierno si tiene más de una esposa. El musulmán cree que si uno no confiesa que Mahoma es profeta de Dios, será castigado por Dios, pero confesar tal cosa sería malo para el cristiano. Para el hindú, matar una vaca es un pecado, pero para el cristiano no lo es. Para los judíos ortodoxos, es pecado comer puerco, pero para los protestantes no lo es.

Aun dentro del cristianismo hay grupos, como la Iglesia Episcopal, que permiten la ordenación de homosexuales, y hay otros para los cuales tal práctica es pecado mortal. Hay grupos cristianos, como la Iglesia Episcopal, que permiten el aborto, y hay grupos como los Católicos Romanos que consideran el aborto como un asesinato5. Hay grupos cristianos como los Menonitas que se oponen a la participación en las guerras, y hay grupos cristianos que dicen que tal participación es obligatoria. El Testigo de Jehová cree que uno pierde la vida eterna al usar la transfusión de sangre, pero hay grupos cristianos que consideran el rechazo a usar una transfusión de sangre como un pecado pues sería como cometer suicidio.

Un examen de la creencia acerca de la tortura de infantes en la historia del cristianismo es suficiente para demostrar los problemas con la idea de que la creencia en Dios garantiza la moralidad absoluta. Muchos cristianos hoy dirían que una ley absoluta divina e invariable sería la de que es malo matar o torturar a infantes, independiente del tiempo o las circunstancias. Si tal ley es invariable, entonces sería malo torturar infantes en el siglo mil antes del cristianismo así como que es considerado malo hoy por tales cristianos.

Tales cristianos no parecen darse cuenta que la Biblia, el documento central del cristianismo, contiene pasajes que aprueban la matanza y tortura de infantes. Por ejemplo, en Números 31.17-18 encontramos:

"Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente. Pero a todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida".6
Deuteronomio 2.33-34 dice lo siguiente acerca del tratamiento de los habitantes de Canaán por Moisés y sus ejércitos:
"Mas Jehová nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo. Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno".
En el Salmo 137.8-9 encontramos los siguientes sentimientos acerca de los babilonios:
"Hija de Babilonia la desolada, Bienaventurado el que te diere el pago De lo que tú nos hiciste. Dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña".
En Josué 6.21, se nos relata lo que hizo Josué, el jefe militar mandado por el dios bíblico para destruir a los habitantes de Canaán. "Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.
7
Si la tortura de infantes no se mantiene como una regla absoluta en todas las religiones, entonces ¿cuál regla se puede mantener como absoluta en cualquier religión?

Igualmente, si consideramos la moralidad de la esclavitud humana, no encontramos una concordancia entre personas que creen en un dios. Por ejemplo, la esclavitud es tenida por inmoral por la mayoría de los cristianos tradicionales hoy en día. Sin embargo, la Biblia, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, enseña que la esclavitud es ordenada o permitida por Dios. Por ejemplo, una de las leyes de las que se dice han sido mandadas por Dios a Moisés es la siguiente en Éxodo 21.2:

"Si comprareis un siervo hebreo, seis años servirá; más al séptimo saldrá libre, de balde".
Nótese también, lo que se supone dice Dios a Moisés en Levítico 25.44-47:
"Así el esclavo como la esclava que tuviereis, serán de las gentes que están en vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos y esclavas. También podréis comprar de los hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de las familias de ellos nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros, los cuales podréis tener por posesión. Y los podréis dejar en herencia para vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria; para siempre os serviréis de ellos; pero en vuestros hermanos los hijos de Israel no os enseñorearéis cada uno sobre su hermano con dureza".
Así que según este pasaje, Dios no sólo permite la esclavitud sino que él mismo ordena el número de años que tal esclavo va a servir a su señor. Ser esclavo no es algo moral aunque sea por una hora, y mucho menos por siete años según la mayoría de cristianos conservadores modernos. Mucho más doloroso para el esclavo era que si se casaba con una mujer esclava, el esclavo liberado no podía salir con su mujer (Éxodo 21.4).

Muchos apologistas cristianos minimizan la esclavitud bíblica, y argumentan que el sistema bíblico era más benigno que la esclavitud en otras culturas. Pero la misma Biblia indica que los esclavos eran menos que seres humanos. Por ejemplo, si el amo llega a matar a su siervo a golpes, Éxodo 21.20 dice que el amo será castigado pero no puesto a muerte. Pero en todos los otros casos donde uno mata a su prójimo, la vida es tomada por la vida8. También si tal esclavo sobrevive a los golpes, entonces el amo no es castigado porque al esclavo se le considera propiedad y no un ser humano completo (Éxodo 21.21). Tal tratamiento hoy en día a un ser humano no sería tenido por moral por casi ningún cristiano tradicional.

Tampoco puede uno decir que el cristianismo del Nuevo Testamento cambió estas leyes sobre la esclavitud. Cuando se habla en contra de la esclavitud en el Nuevo Testamento, casi siempre se trata de esclavitud espiritual y no de la institución humana donde alguien es forzado a servir a otro ser humano. La esclavitud convencional no fue algo a lo que se opusieron los teólogos del Nuevo Testamento. Muy al contrario, muchos pasajes en el Nuevo Testamento, ordenan a los esclavos a estar sujetos a los dueños. Por ejemplo, en Efesios 6.5:

"Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo".
Según 1 Pedro 2.18:
"Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar".9
Ideas similares se encuentran en Colosenses 3.22 y Tito 2.9. Una vez más, esto demuestra que la Biblia no es una buena guía para la moralidad absoluta si se afirma que la esclavitud es absolutamente mala.

¿Se puede justificar a Dios por las circunstancias?

La defensa cristiana más popular para explicar los pasajes bíblicos anteriores, es decir que personajes como Josué y Moisés estaban actuando bajo un sistema que Dios ya no aprueba. Según estos cristianos, Dios permitió u ordenó los actos mencionados de Josué y Moisés porque el tiempo y las circunstancias del Antiguo Testamento eran diferentes10. Por ejemplo, muchos cristianos sostienen que tales niños cananeos fueron matados porque Dios sabía que iban a poner en peligro a los israelitas una vez que hubieran crecido. Se sostiene también que la muerte de Cristo cambió muchas de las leyes del Antiguo Testamento. Pero estos cristianos no parecen darse cuenta que las defensas cristianas que se basan en el tiempo y en las circunstancias destruyen, aun sin querer, el fundamento moral del cristianismo.

La razón es que si las leyes morales son invariables como dice Agustín y otros teólogos cristianos, entonces el hecho de torturar a un niño debe de ser malo hoy, y también 3000 años atrás. Una ley absoluta no se cambia por el tiempo o las circunstancias. Ciertamente, si una ley es invariable entonces no debe de haber cambiado en primer lugar.

La cuestión más importante es: ¿cómo puede un Dios supuestamente bueno ayer, y hoy, y por todos los siglos aprobar la tortura de infantes ayer pero no hoy? Si matar adultos es algo malo como lo indican los Diez Mandamientos en Éxodo 20.13, mucho más lo sería matar niños inocentes, la mayoría de los cuales fueron muertos por la espada o por el fuego, algo que constituye tortura. Además, ¿qué clase de circunstancia puede hacer justa la tortura de niños antes de la muerte de Jesucristo? Si tales niños estaban corrompidos, entonces ¿por qué un Dios todopoderoso no previno su nacimiento?, ¿o por qué no los mató en una forma más misericordiosa? Lógicamente, un Dios absolutamente bueno y todopoderoso no puede haber sido el mismo que mando matar niños en la Biblia.

Además, el hecho que el Nuevo Testamento diga que Jesús cambió las leyes de Moisés no se puede usar como argumento porque primero tenemos que probar que lo que dice el Nuevo Testamento es algo bueno o cierto. También tenemos que probar que el hecho que Jesús supuestamente cambió muchas leyes debe de ser considerado bueno o no. El hecho que los escritos del Nuevo Testamento afirmen que lo que Jesús cambió fue algo bueno, no indica que estos escritos sean correctos en sus ideas.

Tal afirmación cristiana también elimina cualquier argumento en contra de otras religiones y en contra de otros dioses con respecto a lo bueno y lo malo. Es decir, si el tiempo y las circunstancias son los que determinan si algo es bueno o malo, entonces no hay modo de saber cuál de los dioses tiene la razón en cuanto al tiempo y las circunstancias en que algo está permitido. En verdad, el cristiano no puede saber entonces si su Dios está en lo correcto al decir, por ejemplo, que matar a muchos niños si era bueno en el tiempo del Antiguo Testamento.

Considérese de nuevo la cuestión de la poligamia. Según los musulmanes, esto es algo que está perfectamente permitido en el tiempo actual. ¿Cómo puede uno saber si el Dios cristiano está en lo correcto al decir que en el tiempo actual el tener más de una esposa es malo? ¿Cómo se puede determinar si el dios cristiano está correcto acerca del tiempo y las circunstancias, y que el dios del Islam es incorrecto? Así, los argumentos basados en el tiempo producen ideas absurdas porque no tenemos manera de saber cuál dios está en lo correcto acerca del tiempo y las circunstancias en que un acto está permitido.

A la vez, no hay ningún apoyo bíblico para decir que tales prácticas poligamistas fueron permitidas solamente bajo la ley de Moisés. El hecho es que, como lo indica el caso de Abraham que vivió antes de Moisés, casi todas estas prácticas poligamistas existieron antes de la Ley de Moisés11. La Ley de Moisés no cambió nada en este respecto.

Uno también debe notar que los judíos no concuerdan con los cristanos en cuanto a si Dios quiere que la ley de Moisés sea observada en el presente. Según los judíos, el cristianismo está equivocado en su afirmación que Dios ha cambiado la ley de Moisés (véase Hechos 6.14)12. Para los judíos, el cristianismo se originó con libertinos como Jesús y Pablo que no se querían someter a las leyes que Dios ordenó a Moisés, y así los cristianos desarrollaron el concepto que Dios había cambiado las leyes.

¿Es algo bueno en sí, o es bueno porque Dios lo dice?

En verdad, pues, se puede ver que la sencilla creencia en un dios no garantiza la aceptancia de una regla absoluta. Si examinamos la idea del origen de la moralidad, encontramos además que es lógicamente imposible demostrar que la moralidad deriva de algo más que intereses humanos.
Para ilustrar nuestro punto, debemos de comenzar con algo expuesto por Platón (429-347 a.C.), el gran filósofo de la Grecia antigua, en su obra llamada Eutrifo. El fue uno de los primeros filósofos que expuso el dilema lógico: ¿qué ocurre cuando uno intenta saber si algo es bueno, porque un dios dice que es bueno, o si algo es bueno en sí? Esta es una pregunta problemática para alguien que cree en un dios que creó todo, incluyendo las leyes morales.

Si algo es bueno o malo en sí, por ejemplo, esto sería como decir que 1 + 1 es 2 en sí mismo. Así como 1 + 1 es 2 en sí mismo, decir que algo es bueno en sí mismo sería decir que no puede ser de otra manera. El teólogo cristiano Pearlman dice, acerca de cosas que son ciertas en sí mismas, que aun Dios no:

"puede hacer o hará cosa alguna contraria a su propia naturaleza, mentir o robar; o que no hará una cosa absurda o contradictoria o antinómica, como por ejemplo un círculo triangular o agua seca".13

Y así como Dios no puede hacer que 1 +1 sea 2 en un tiempo pero no en otro, si algo es bueno o malo en sí, Dios tampoco podría pronunciar que algo es bueno en un tiempo pero malo en otro. Además, si todo es bueno o malo en sí, entonces uno tiene que concluir que Dios mismo tiene que obedecer las leyes morales que él no estableció.

Pero si algo es bueno en sí (así como 1 +1 es 2), entonces el cristiano tiene que enfrentarse al hecho que lo que el cristianismo llama bueno o malo ha cambiado a través del tiempo. Ya hemos expuesto los cambios que han sucedido en cuanto al matar infantes y la esclavitud. ¿Cambiaron estas reglas de ser buenas y malas de por sí, o porque Dios lo decidió? Si Dios cambia las leyes por hacer un favor al hombre, entonces Dios no es soberano y absoluto, pues sería el hombre el que hace a Dios cambiar las leyes. Si Dios mandó hacer algo que es malo en sí, entonces uno tiene que concluir que Dios no siempre hace cosas buenas, o que cambia las leyes cuando le parece.

Por otro lado, si lo que es bueno o malo depende de la pura voluntad de Dios, tampoco podría uno nunca saber si Dios cambia de forma de pensar. El cambiar de forma de pensar de un día al otro, podría considerarse bueno por Dios si le place hacerlo. Si lo que se llama bueno depende de la pura voluntad de Dios, entonces es lógicamente posible que mañana él declare que torturar niños sea bueno. Si Dios decide mañana que decir mentiras es bueno, entonces es lo que será tomado por bueno. También Dios podría decidir de un día al otro que todo lo que se llama bueno en la Biblia ya no va a ser bueno, y si alguien sigue la Biblia se va ir al infierno.

Un cristiano diría que el Dios cristiano nunca cambiaría de pensar de un día para otro porque Dios es el mismo ayer, y hoy, y por todos los siglos. Pero ¿cómo puede saber uno si Dios decide que mentir al ser humano es bueno? ¿Y cómo puede saber uno que Dios estaba diciendo la verdad cuando supuestamente dijo que el era el mismo ayer, y hoy, y por todos los siglos? El hecho que el hombre piense que es importante que Dios sea el mismo en todos los tiempos, no prueba que ser el mismo en todos los tiempos es importante para Dios. En fin, si algo es bueno o malo por la pura voluntad de Dios, nunca podría el ser humano saber que piensa Dios que es bueno hoy.
De hecho, en 2 Samuel 24.1 uno encuentra que aún en la Biblia tal acontecimiento es posible. El pasaje dice:

"Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel e incitó a David contra ellos a que dijese: Vé, haz un censo de Israel y de Judá".

El idioma original (hebreo) es aún más explícito en indicar que fue Dios el que dijo a David: "vé, haz un censo de Israel y de Judá." Si se lee más adelante es claro que Dios incitó a David a cometer un pecado. En el versículo 10, David se arrepintió de haber mandado hacer el censo, y Dios lo castigó por haber hecho el censo. ¿Cómo es que David es culpable por algo que Dios lo movió a hacer? Si Dios lo incitó, entonces David no tuvo libre albedrío en esta ocasión.

Es improbable que David haya hecho esto por su propia cuenta, pues entonces Dios no tendría que incitarlo. En verdad, en el versículo 16 dice: "Jehová se arrepintió de aquel mal". ¿Cómo es que alguien se puede arrepentir de un mal si es que no cometió un mal, y cómo es que un Dios absolutamente bueno puede cometer un mal en primer lugar? La definición de alguien absolutamente bueno es que es alguien que no comete ningún mal. Así que, contrario a lo que dicen Agustín y otros cristianos, Dios no siempre sigue leyes invariables según este pasaje.

Como hemos mencionado, las religiones del mundo frecuentemente tienen diferentes conceptos de lo que es bueno y lo que es malo, y casi siempre afirman que tales conceptos fueron revelados por el dios de esa o aquella religión. Así que el ser humano no puede probar que su concepto de lo bueno y lo malo viene de un solo Dios que es el mismo ayer, y hoy, y por todos los siglos. Claramente, no hay modo de saber cual dios, de todos los que se dicen existir, tiene la razón en cuanto a lo que se llama bueno, y lo que se llama malo.

El ser humano siempre decide lo bueno y lo malo.

La verdad es que uno no puede escapar a la conclusión que el ser humano es el único juez de lo que se llama bueno y malo. Vamos a suponer, por ejemplo, que digamos que lo que el Dios cristiano llama bueno es lo bueno. Pero al decir esto, entonces es el ser humano el que decide que ese es un criterio bueno. Es decir, es el ser humano el que ha decidido que lo que Dios llama bueno sea bueno. El puro hecho que el ser humano diga que lo que Dios llama bueno es lo bueno, establece al ser humano como el primero y el último juez de lo que va a ser llamado bueno. No hay modo de escapar de este círculo lógico.

Aun el decir que Dios es bueno, presupone que el ser humano ya tiene una idea de lo que es ser bueno. Si el ser humano dice que el concepto de lo bueno y lo malo es puesto en su alma por Dios, tampoco se gana mucho. Aun si esto fuese cierto, siempre termina siendo el ser humano el que afirma que un concepto puesto por Dios en el alma es bueno. Al hacer esto, el ser humano es el primero en decidir lo que se llama bueno o malo. Ya que no todos los seres humanos concuerdan acerca de lo que es bueno o no, entonces tampoco puede uno saber cual ser humano está interpretando correctamente lo que Dios supuestamente puso en su alma.

Igualmente, los personajes bíblicos que hablan sobre el bien y el mal están solamente expresando su opinión. Incluso si ellos dicen que Dios les dijo lo que era bueno o malo, ellos tienen que haber formado una opinión sobre lo bueno y lo malo antes de poder saber que lo que Dios supuestamente dijo era bueno o malo. Pero el hecho que tales personajes crean que sus opiniones morales concuerdan con las de Dios no prueba que esas opiniones sean correctas. En fin, siempre es el ser humano el que decide lo que se considera bueno o malo.
Conclusión

La creencia en un Dios no garantiza la existencia de reglas invariables, y no se puede demostrar que la moralidad se origina en algo más que el juicio humano. Por más que Pearlman y otros teólogos cristianos no lo deseen admitir, toda la ley es ley del ser humano. Pero esta situación no indica que las reglas morales dejan de existir. Lo que desaparece no son necesariamente las reglas morales, sino la justificación y base de las reglas morales.
Si es así, entonces ¿cómo se puede mantener un orden social? Debemos primero conceder que lo que uno llama bueno y malo es una expresión de los intereses y preferencias del individuo y del grupo que controla su vida (por ejemplo, la familia, el gobierno, etcétera). Para vivir entre otros seres humanos, cada persona tiene que someterse en diferentes grados a los intereses de los grupos dentro de los cuales vive. Esto es cierto, crea uno en un dios o no.

La diferencia es que los grupos religiosos usan la idea de Dios para dar autoridad a las reglas que ellos piensan que son correctas aun cuando no siempre sean conscientes que están usando la idea de Dios de esta manera. Ya que diferentes grupos tienen diferentes intereses y tradiciones, esto explica por qué diferentes religiones se contradicen en lo que se llama bueno y malo.

Los mejores sistemas morales deben de basarse en causas y consecuencias conocidas y verificables, y no en especulaciones sobre los pensamientos de un ser que no se puede conocer por ningún método. Por ejemplo, nuestra sociedad debe prohibir el asesinato al azar de personas, no porque haya un dios que supuestamente haya dictado tal cosa, sino porque la consecuencia de tal regla es que nos protegería a todos nosotros. Es seguro que la mayoría de nosotros no desearíamos vivir en una sociedad donde nuestra propia vida puede ser tomada en cualquier momento.

Otras reglas de conducta personal tienen mucho que ver con nuestra habilidad de percibir y tolerar el sufrimiento en otras personas. Tal habilidad es psicológica y biológica, algo que se puede probar científicamente (14). Por ejemplo, en Estados Unidos la mayoría de las personas no piensa mucho acerca de matar una vaca. Pero entre los hindúes, tal animal es tenido por sagrado, y matar a una vaca, aun accidentalmente, produce grandes sentimientos de pecado y dolor. Claramente estos sentimientos son puramente psicológicos, y debido a las creencias que se imparten a cada hindú, pues alguien que no cree que la vaca es sagrada no siempre tiene tales sentimientos.

En fin, cada individuo y sociedad tienen que decidir por si mismos que modo de vivir les parece mejor y justo. De allí que lo que sigue son compromisos que a veces resultan en conflictos y a veces resultan en una vida tranquila. Cual de esos resultados se obtendrá, depende de muchas circunstancias. El poder de cada grupo, y la constitución psicológica del individuo y el grupo que tiene el poder para determinar las leyes sociales, son sólo algunos de muchos elementos que determinan las leyes morales de una sociedad. Así es la vida. La ilusión que existe una regla absoluta que deriva de un ser sobrenatural solamente complica y agrega más problemas innecesarios a una situación que ya es sumamente complicada.

Notas:

[1] Aparecido originalmente en Revista Peruana de Filosofía Aplicada: Etica y moral (8, 1997) 15-26.

[2] Myer Pearlman, Teología bíblica y sistemática (Versión Castellana por Benjamín E. Mercado; Miami, Florida: Editorial Vida, 1986) página 40.

[3] Myer Pearlman, Teología bíblica y sistemática, página 32.

[4] En realidad, los teólogos cristianos no son consistentes en sus ideas acerca de la invariabilidad de las leyes absolutas. En su famosa obra, Summa Theologica (Parte I-II, Pregunta 106), Tomás de Aquino (1224-1274 ), por ejemplo, intenta defender la idea que el cambio en la ley de Moisés realizado por el cristianismo está justificado.

[5] Una lista de las posiciones, y muchas veces contradictorias, sobre el aborto en 150 denominaciones cristianas se encuentra en T. Bosgra, Abortion, the Bible, and the Church ("El aborto, la Biblia, y la Iglesia"; Honolulu, Hawaii: Hawaii Right to Life Educational Foundation, 1980).

[6] Excepto cuando sea indique de otra manera, todas las traducciones bíblica castellanas son tomadas de La Santa Biblia (Versión Reina y Valera; Revisión de 1960; Sociedades Bíblicas Unidas).

[7] Uno debe notar que matar a filo de espada automáticamente constituye tortura pues comúnmente es una muerte lenta y dolorosa. La palabra hebrea traducida "jóvenes" puede incluir a niños de 3 meses de edad (por ejemplo, se aplica al infante Moisés en Éxodo 2.6).

[8] Éxodo 21.23 dice: "Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida".

[9] La traducción "criado" no minimiza el hecho que tales personas eran esclavas en el sentido que no tenían la libertad de salir de su situación por su propia voluntad. Tales personas podían ser compradas y vendidas por sus amos.

[10] Véase por ejemplo, la discusión de Paul R. Van Gorder, Respuestas a preguntas difíciles de la Biblia (traducción de Samuel Vila; Barcelona: Ediciones Clie, 1977) páginas 10-13.

[11] Génesis 16 indica, por ejemplo, que Abraham tuvo a Sara y Hagar como esposas.

[12] En la Biblia tales afirmaciones de los judíos son registrados en Juan 5.18 y Hechos 6.14.

[13] Myer Pearlman, Teología bíblica y sistemática, página 55.

[14] Véase tales argumentos en Richard D. Alexander, The Biology of Moral Systems (La biología de los sistemas morales; New York: Aldine, 1987). Una exposición más amplia acerca de como construir sistemas morales sin el mito de Dios, se encuentra en la obra de Kai Nielsen, Ethics without God (Etica sin Dios; edición revisada; Amherst, New York: Prometheus, 1990).